Bitácora

A Camilo Calderón lo habita en cuanto artista, un aura espiritual, un sentido mágico y nostálgico de lo cósmico y de lo lejano abismal. Basta pensar en ese paralelismo de diversas edades que expresan sus cosmografías: Génesis y Apocalipsis.

Camilo es un hombre que viene de muy lejos. Digamos que ha viajado mucho y visto mucho, en cuanto posee ojo exterior y ojo interior y ha habitado tanto en el Exilio como en el Reino.

Recientemente he sido testigo de su vida en Cartagena donde vive y crea hace más de 20 años.

Hoy por hoy se mueve en varios niveles siendo como es un hombre de acción y en la necesidad apremiante de fijarse tareas. Consagrado a la ciudad no ha permanecido estacionario nunca en una trayectoria vital y un horario disciplinado que se cumple rigurosamente día a día.

A sus cosmografías espaciales las viste con colores dramáticos preparados por el mismo, de excelente osadía, (como bajo un cruce de relámpagos).  Son como mensajes dirigidos al tiempo, y el tiempo, estoy seguro, les acusara recibo. La presencia de lo eterno en lo temporal hace esta obra suya mucho más sensible e intuitiva; mucha más importante en sus planteamientos… y más veraz e integra en sus manifestaciones. Pues sabido es que en arte donde hay vivencia habrá siempre autenticidad y es justamente en este terreno donde su obra habita.

Es una relación interactiva entre energía humana (la propia) y energía circundante del medio exterior.

Fusión e interacción del paisaje anímico y el paisaje exterior: conmociones telúricas y conmociones anímicas nacidas de la intensa comunicación entre el artista y su obra. Magníficamente dotado apela a todos los recursos del virtuoso: dibujo-escultura-color-forma-texturas. Trabaja con todo: cabeza, manos y cuerpo.

Y aquí diría que, con inteligencia y sabiduría de artesano y violencia de soldado en la batalla, en esa relación interactiva entre energía humana y energía del paisaje circundante. Paisajes lejanos en donde lo natural se modifica y se torna en metafísico.

Su mitología geográfico-sideral, es inconfundible: atmosferas astrales, mundos en rotación, ensamblajes ambivalentes, como el misterio de gases espaciales envolviendo algún agujero negro… En fin, las fuerzas telúricas que forman el misterio del cosmos entre cruzadas con el abismo interior del hombre que crea.

FAUSTO PANESSO

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